Agradecimiento y felicitacion ASOFAMILIA
EL MILAGRO INESPERADO DEL MAESTRO KENZO
MARIA XIMENA GALINDO MEJIA
GRADO 10-5
Orgullosamente Normalista.
La luna brillaba con mayor intensidad aquella noche, no era invierno, así que el Señor Kenzo podía salir sin problema alguno a contemplarla. Una hora y 32 minutos después se dispuso a acabar el último capítulo del libro que hacía tres días había empezado a leer. A la una y media de la mañana se acostó sobre su cama y casi sin darse cuanta se quedó dormido.
No es costumbre del Señor Kenzo levantarse tarde, prefiere tomar café que desayunar, pues es muy pesado para él comer en la madrugada, en ese caso prefiere esperar al descanso de media mañana para hacerlo, aunque algunas veces sus jóvenes alumnos no se lo permiten ¡claro! Lo llenan de preguntas y al final al señor Kenzo le corresponde la invitación a comer a algunos de los muchachos que se sientan a lado de él; cabe aclarar que el Señor Kenzo tiene mucha paciencia, no todos los maestros están dispuestos a soportar las alocadas preguntas de un conjunto de adolescentes.
Al salir al medio día el maestro Kenzo sale del colegio dispuesto a tomar una siesta y empezar a trabajar para adelantar los tema s del siguiente día de clases, sin embargo, casi nunca puede hacer la siesta porque una madre de alguno de sus estudiantes necesita un favor que no puede dejar de hacer, porque si algo aprendió el Sr Kenzo cuando decidió convertirse en maestro es que primero va el estudiante y luego sus asuntos, no obstante, ya después de aclarar la tarea que el maestro le había dejado a su hijo y a la cual este no había entendido por estar mirando una paloma que se paró en una de las ventanas del salón el Sr Kenzo sonríe y sigue trabajando.
En un momento, se da cuenta que a seis muchachos les falta la última actividad que había dejado para subir unas décimas en las calificaciones de aquellos chicos, llama uno a uno a su casa, pero se queda desconsolado al darse cuenta que no tiene el número de Johan, el estudiante silencioso que se sienta justo detrás del pupitre del maestro. Llama repetidamente a algunos de sus compañeros para ver si uno de ellos le da razón del muchacho, finalmente deja de insistir porque ninguno tiene noticias de él, decide entonces, esperar al día siguiente para hablar con él y si viene al caso reemplazar su actividad para evaluarlo.
Comienza a anochecer y al Sr Kenzo le da hambre, no cocina muy bien, así que decide preparar algo de verdura con una presa de pollo que había sobrado del almuerzo, se sienta a comer mientras se dispone a contemplar las estrellas, sin embargo, esa noche no pudo ver la luna por ninguna parte, es comprensible, aquella noche el cielo estaba nublado y a duras penas si se veía el reflejo de un par de estrellas que jugaban entre las nubes moviéndose sin descanso entre la niebla. El Sr Kenzo entonces, prende un momento la televisión para ver las noticias del día y se da cuenta de que no han cambiado mucho, entonces prefiere prepararse para ir a la cama, por supuesto sin olvidar llevar su libro de Crimen Y Castigo de Dostoievski.
Al día siguiente llega tranquilamente a clases, pone a secar su paraguas, saca sus papeles de la maleta negra que siempre solía llevar, y empieza a llamar lista, se da cuenta de que solo uno de los chicos había faltado a clase, justo era Johan
– ¿Alguien sabe algo de su compañero? – Pregunta el profesor a los muchachos, todos se miran, pero nadie responde. En ese momento entra Johan por la puerta un poco mojado por la lluvia pidiendo disculpas por llegar tarde, el maestro deja que entre sin ningún problema, espera a que se siente y en un tono preocupado le pregunta – ¿Estás bien? – El muchacho le responde:
-Si profesor, solo se me ha hecho tarde porque he olvidado mi tarea y he regresado por ella-
Con muchos nervios se la entrega al maestro -Gracias- le responde este – ¿los demás trajeron el trabajo? –
– ¡Si profe! – dicen algunos chicos y el maestro los recibe.
Al mediodía cuando llega a su casa se sienta calmadamente para revisar los trabajos de los chicos para evaluarlos, cuando llega al de Johan algo llama su atención y empieza a leer con detenimiento:
“Trabajo de relación de la poesía de Lorca con algo significativo dentro de su contexto”
Johan escribio:
El duende para Lorca, va más allá de la simpleza de lo natural y se aleja de lo demoníaco, es más bien una forma sensible y metafórica de lo que representa el arte, entra en las entrañas y se introduce en lo profundo de cada ser impregnando de vida todo loque toca, así, si te inspira, te convierte en pedazos sencillos de vida con los que puedes llegar al corazón solitario, indomable y silencioso de todos aquellos que quisieran admirarte sin buscar ningun tipo de aprobación. Así es, como usted, mi querido maestro, con sus francas palabras llenas de arte, atrapó la mente de este humilde servidor y moldeo con cariño el sutil inicio de un onirico sueño, con sus tenues silencios llenos de afecto, traspasó las barreras de estas almas inquietas haciendo que sin dudar por un momento, penetre en alguna mente cuestionadora la inmensa aspiración de querer ser maestro, usted permitió con sus enseñanzas juntar los trozos que hacían falta para que el duende maestro entrara en mi sangre y transformara los deseos más allá de la musa o el ángel, como lo dice Lorca “La llegada del duende presupone siempre un cambio radical en todas las formas. Sobre planos viejos, da sensaciones de frescura totalmente inéditas, con una calidad de rosa recién creada, de milagro, que llega a producir un entusiasmo casi religioso” Ese es el milagro de la inspiración.
¡Gracias maestro por ser la inspiración para continuar mi camino!
El maestro Kenzo guardó silencio